miércoles, 12 de abril de 2017

La procesión de los Cristos.


La procesión penitencial de los Cristos.

En la Semana Santa Colonial de Sopetrán, los Miércoles Santos, hacemos una procesión muy solemne, que llamamos: 
La procesión con los Cristos.


Este evento religioso, es una muestra de las reliquias coloniales, que conserva el patrimonio de la Basílica y se pudiera decir: Que es la procesión penitencial más hermosa.


El cielo sopetranero, es especialista en hacer hermosos arreboles.


El Señor Cura, uno de los coadjutores y un Seminarista, presiden la procesión al frente del paso mayor, que es una composición escultórica de: 

Nuestro Cristo, tallado en madera, Nuestra Señora la Virgen de los Dolores, una quiteña, muy bien concebida, que muestra el dolor, en la expresión de sus ojos y dos quiteños más: 

San Juan y la Magdalena, tallados en madera, con todas las normas del arte.



Nuestro Jesús con la Cruz a cuestas, tampoco se queda atrás, es una talla de madera, con un peso de nueve arrobas, que muestra a sus talladores en todo el apogeo de su gloria.



 El cansancio, el dolor, la angustia y todos los oprobios que le han causado, no han podido desfigurar la belleza de este rostro.


Esta cara, es la personificación del dolor, observen su mirada penetrante y filosófica, diciéndole al Padre: Estoy cumpliendo con mi parte, en la redención de los humanos.


La pose, en que tallaron esta imagen, es muy hermosa, porque algunos caídos de la tierra, los fabrican, con la cara contra el piso y esas imágenes, pierdan la belleza escultórica, porque a nada se parecen.


El Santo Ecce Homo, que presentara Pilatos, ante la turba multa enfurecida y loca del pueblo Judío, fue tallado por este artista en una forma magistral.


A pesar de la flagelación y la coronación de espinas, su personalidad de Hombre Dios, permanece intacta.


Este Cristo es uno de los quiteños, comprados en los años cincuenta del siglo pasado y todavía conserva el carisma, de las imágenes bien concebidas.


Observen la belleza del rostro y las manos, que están siendo acariciadas por las manos de un niño.


Me parece extraño, que le hayan clocado una corona de espinas que no es de él, porque esta escena, es de la noche del Jueves Santo, en el huerto de los olivos y aún no había sido flagelado, ni coronado de espinas.

Sopetrán, Abril 12 del 2017.

Darío Sevillano Álvarez.

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